El autoconocimiento sólo puede traerte cosas buenas.
¿Con qué facilidad podemos detectar y modificar un hábito o creencia limitante?, ¿qué tan conscientes somos de cómo nos perciben los demás?.
Dicen que para cambiar primero hay que ser consciente del problema, sin embargo nos cuesta tomar consciencia de nuestros mismos, no somos objetivos. ¿Cuántas veces hemos recibido consejos bien intencionados pero le hemos dado escasa o nula aceptación?.
Sabemos que la información es muy valiosa, nos da ventaja porque podemos conocer qué ocurre, cuáles son las dificultades y de acuerdo a ellas, encontrar herramientas y recursos disponibles.
Según la publicación Autoconciencia del Harvard Business Review, la autoconciencia mejora la inteligencia emocional y no sólo eso, sino que también aumenta la productividad.
Existen dos tipos de autoconciencia, una es la autoconciencia externa, que busca formar una percepción sobre cómo otros nos perciben y la autoconciencia interna, que es la habilidad para el conocimiento del estado interno, ya sea emocional, intelectual o físico.
Para desarrollar la autoconciencia externa necesitamos un poco de objetividad de las personas con las que tenemos confianza, para que la información que nos transmitan esté basada en hechos y de esta forma sea lo más real posible, es decir, en lugar de «tu nunca me escuchas», cambiarlo por: «las dos últimas veces que he hablado contigo estabas mirando el móvil».
Afortunadamente hay una práctica sencilla que nos ofrece beneficios pero que en algunos casos, también cierta incomodidad, se llama Feedback.
Cuando alguien cercano nos comparte cómo se ha sentido con algo que hemos hecho esto nos da información de las repercusiones de nuestros actos, a esta clase de aprendizaje le llamamos conciencia externa.
En las empresas, es frecuente la utilización del feedback 360. Un documento con preguntas y valoraciones sobre distintas áreas de interés sobre el liderazgo y el desempeño laboral enviadas en todas las direcciones, superiores, miembros del equipo, pares e incluso en algunos caso, clientes.
La finalidad es componer una imagen multidimensional formada por todas estas perspectivas que enriquecen el mensaje sobre las fortalezas y áreas de mejora.
Es una práctica fundamental en el mundo corporativo y todavía no conozco a nadie que no le haya sacado beneficios.
Pedir feedback en nuestra vida personal sería un buen punto de partida para desarrollar nuestra autoconciencia, sin embargo raramente lo hacemos, incluso con amigos de confianza nos cuesta preguntarles ¿cómo valorarías lo que hago? ¿qué opinas sobre cómo he gestionado esta situación?
Si eres una persona abierta que da la bienvenida al feedback esta práctica no te costará mucho, pero para muchas personas supone un esfuerzo porque tienen que gestionar a nivel emocional el impacto tanto de las formas cómo del contenido del feedback.
Hay feedback que recibimos con más soltura que otros ya sea por el contenido, las formas, el contexto o por las personas que lo realizan.
Puede ser interesante recordar una situación con alguien que te haya dado feedback sobre una conducta que hayas realizado en donde te sentiste incómoda/o al recibirlo.
Posiblemente, puedes pensar que tu incomodidad puede derivar de tu análisis de que la persona “no sabe de lo que habla” o “no te conoce bien”, pero tal vez pueda merecer la pena indagar de forma más profunda, debajo de ese análisis hay emociones de rechazo, de disgusto de miedo, rabia o tristeza.
La autoconciencia interna puede desarrollarse a través del autofeedback constante, como si tuviéramos un diálogo con nuestras percepciones, pensamientos y emociones recibiendo información desde una postura externa, como si nos estuviéramos viendo el reflejo en un espejo.
Existe una práctica bastante extendida en el mundo sobre la autoconciencia, se llama Mindfulness, un término anglosajón que significaría plena consciencia. Es muy interesante ver cómo cada vez más empresas invierten y promueven estas prácticas en formaciones para sus empleados, porque se reconoce que no sólo la persona mejora su bienestar, sino que éstas personas se convierten en agentes de cambio positivo en el entorno laboral.
En el artículo investigado por la universidad de Harvard revela cómo los líderes que practican Mindfulness gestionan mejor el estrés, crean mejores espacios de trabajo y favorecen una cultura empresarial más agradable. De las personas cuestionadas por el estudio, sólo el 7% de los empleados creen que un líder estresado puede liderar al equipo efectivamente, y sólo el 11% de los empleados con líderes estresados están altamente comprometidos con su trabajo.
Para comprender cómo podemos mejorar esta área, podemos ver el cerebro cómo un “músculo”. Cuanto más practicamos una serie de ejercicios enfocados en un grupo muscular, más crece ese músculo. Igual ocurre con las áreas del cerebro que están relacionas con la autoconciencia.
Y por último recordarte que todos cometemos errores, todos tenemos hábitos y creencias limitantes y que aunque duela, el feedback es casi la única forma que tenemos de saber qué mejorar de nosotros mismos, normalicemos el feedback en las organizaciones, con nuestras familias y amigos, pidamos y demos feedback, al fin y al cabo es un regalo para nuestra evolución.
Me ha gustado mucho la lectura, corta pero con un gran contenido, ya nunca me puse a distinguir entre la autoconciencia externa y la interna .Lo que mas me ha gustado son las 3 ideas que das para ponerlo en practica. Muchas gracias!
Nos alegramos que te sea útil. Gracias por compartirlo con nosotros.